domingo, 10 de abril de 2022

Electricidad y Gas natural ¿Cual es la mejor opción, mercado regulado o mercado libre?

 

Hasta hace un año, la respuesta a esta pregunta era muy sencilla: Si el consumidor buscaba el precio más barato, la mejor opción era el mercado regulado. Pero las cosas empezaron a cambiar, para la electricidad, el 1 de junio de 2021, cuando entraron en vigor los nuevos peajes y los nuevos periodos tarifarios, con el claro objetivo por parte del gobierno de aumentar los precios para todos los consumidores acogidos a la tarifa regulada, para aumentar la recaudación del gobierno por vías distintas al aumento de los impuestos aplicables. Poco importaba que los más afectados fueran la familias con menor poder adquisitivo y que, de rebote, las empresas eléctricas aumentaran sus beneficios.

En el caso del gas natural, para el que estaba previsto algo parecido cuando empezara la temporada de calefacción, la evolución, no esperada con la cuantía registrada, de los precios internacionales del petróleo y muy especialmente del gas natural, hizo que la política del gobierno aplazara el cambio moderando mucho sus efectos económicos, durante esta temporada invernal, para los consumidores acogidos a la tarifa regulada, de modo que para estos sigue siendo la tarifa regulada la opción más aconsejable aunque los que siguen acogidos a ella han notado una moderada subida durante el primer trimestre de este año y una segunda subida, también moderada, para este segundo trimestre, en el que además el consumo para calefacción se reduce drásticamente.

En lo que a las tarifas de electricidad se refiere, los consumidores que estaban acogidos al mercado libre se han librado de las tremendas subidas del precio de la electricidad, pero solo hasta el momento en que terminaba su precio anual, ya que normalmente en el mercado libre la compañía eléctrica fija un precio para la electricidad que dura doce meses. En algunos casos, si que habrán tenido que pagar el aumento de los peajes, pero este es un componente relativamente bajo en la factura total y, por otra parte, se están beneficiando de la reducción temporal del IVA que supone un once por ciento menos en el importe total de la factura. Sin embargo, cuando les haya vencido su precio anual, las empresas habrán aplicado un aumento, que será distinto en cada caso, pero que podría llegar a un aumento del coste de la energía, antes de IVA, de hasta 15-20 céntimos de euro por kWh.

Los consumidores acogidos a la tarifa regulada (conocida como PCVC) habrán sufrido un aumento de su factura nunca antes visto ya que, al margen del aumento de los peajes y la reducción del IVA, el precio antes de IVA que pagan por la electricidad habrá aumentado hasta 30 céntimos por kWh multiplicando por entre 5 y 8 veces su coste para el consumidor.

En la situación actual, en que el coste de generación horario se ha moderado algo, desde los valores máximos (que en algunas horas llegaron a ser hasta catorce veces más elevados a los de un año antes) hasta los actuales, que son superiores entre 5 y 6 veces a los de 2021 por las mismas fechas, la factura de los consumidores del mercado libre que ya han visto modificado al alza su precio para los próximos 12 meses, está siendo en la mayoría de los casos algo más baja que si tuvieran el mismo consumo en el mercado regulado, por lo que en mi opinión, de momento les interesa seguir en el mercado libre.

Para los consumidores que están en el mercado regulado (salvo aquellos que disfruten del bono social) mi consejo es que si encuentran una oferta en el mercado libre que no supere los 25 céntimos por kWh consumido en el término de energía y siempre que no tengan penalización alguna por cambiar de tarifa, se cambien a ella, porque moderarán algo su factura (no demasiado) pero evitarán el riesgo de que los precios de generación vuelvan a desbocarse.

Para los que están en el mercado libre, si cuando les toque la revisión anual de sus precios, el coste de la energía consumida que les ofrecen supera los 25 céntimos citados, deberían pensar en cambiar de comercializadora, dentro del mercado libre si consiguen alguna oferta mejor también sin permanencia, o pasarse al mercado regulado si el precio supera los 30 céntimos por kWh.

En cuanto al gas natural, el consejo para todos los consumidores es pasarse a la tarifa regulada, o permanecer en ella si ya lo están, salvo en los casos en que estén en tarifa libre y su precio actual sea inferior al de la tarifa regulada que para este segundo trimestre es de 5,31 céntimos por kWh si su consumo anual es inferior a 5000 kWh, 4,97 céntimos por kWh si su consumo anual está entre 5000 y 15000 kWh, o 4,71 céntimos por kWh si su consumo anual está entre 15000 y 50000 kWh, ya que los consumidores con consumos superiores a 50000 kWh, como ocurre con la mayoría de las comunidades de vecinos que tienen calefacción central a gas, no pueden estar en el mercado regulado y pagarán precios que, en el mejor de los casos será el doble que en la tarifa regulada y, dependiendo de la comercializadora de que se trate podría llegar a ser cuatro veces superior.

En cuanto a los precios futuros de la electricidad, tanto en el mercado regulado como en el libre, las perspectivas no son nada buenas para los consumidores. Mientras los precios mayoristas para Europa de la electricidad sean parecidos a los actuales, los precios a los pequeños consumidores serán también parecidos a los actuales, aumentarán si aumenta el precio de generación en España y solo bajarán si los precios de generación bajan mucho, porque a medida que vayan bajando, el gobierno irá reduciendo, o eliminando, las reducciones de impuestos tasas y otros conceptos parafiscales hasta que vuelvan a su estado anterior, con lo que en todo caso las facturas de la electricidad serán mayores que las que había hasta mayo de 2021.

En el caso del gas natural, la situación a futuro es bastante peor, ya que cuando termine el conflicto bélico actual, la Europa democrática se verá obligada a reducir drásticamente sus importaciones de gas natural de Rusia y, aunque continúe la tendencia a reducir el consumo de gas natural en el conjunto de Europa, y se maximice la compra de gas por gasoducto de otras áreas hasta el máximo actualmente posible, será necesario aumentar mucho las compras de GNL del resto del mundo y eso mantendrá durante varios años un precio del GNL bastante más alto que el que había hasta hace un año y ese aumento de precio se trasladará íntegramente a los consumidores finales. Además, empezará a cargarse en las facturas el déficit de tarifa provocado por los actuales precios regulados durante toda la última temporada de calefacción, aunque no es fácil saber cuando empezará a hacerlo el gobierno, ya que podría caer en la tentación de provocar una bola de deuda acumulada como ya se hizo en el pasado con la electricidad y, por otra parte, es más que probable que mantenga una tarifa regulada menor que la del mercado libre aunque con aumentos trimestrales del orden del 5% cada vez para evitar que el déficit de tarifa sea explosivo.

En resumen estamos en una nueva etapa de precios de gas y electricidad mucho más elevados para los consumidores domésticos, que hace aconsejable que individualmente cada uno tome las decisiones pertinentes para reducir tanto como sea posible su consumo de energía y pasar del mercado libre al regulado, o viceversa, tantas veces como sea conveniente por los precios relativos de cada modalidad y en cada fuente de energía. Asimismo, en aquellos casos en que tenga la alternativa de calentar la vivienda con gas o con electricidad, que en cada momento se vaya acomodando a los precios existentes para ambas alternativas, de manera que la factura global de la energía sea la mínima posible.