jueves, 22 de diciembre de 2005

Una política mejor para España: defensa de la libertad de expresión.

Las últimas noticias auguran malos tiempos para la libertad de expresión.

Se quiere volver a la situación, desconocida para la mayoría de los españoles y casi olvidada para los que vivimos durante la dictadura, en la que el poder político se autoconfería el derecho de decidir quienes tenían derecho a emitir públicamente sus opiniones y quienes no.

Casualmente serán bendecidos los que compartan, o digan amén, las opiniones de los gobernantes. Y serán expulsados al vacío los que critiquen o disientan del pensamiento de los mismos.

La Ley, mala ley, recientemente aprobada por el Parlamento de Cataluña, otorga a la Administración la posibilidad de sancionar, e incluso cerrar, a aquellos medios de comunicación que falten a la verdad o que, eventualmente, cometan el desatino de emitir más allá de lo permitido en una de las lenguas oficiales (sólo en una)

Y la condena no será realizada por un tribunal, sino por un comité nombrado por los políticos, previsiblemente en proporción a los resultados electorales.

Y será la opinión de este comité la que sirva para ello, sin que se mantengan las garantías previstas en la Constitución.

Esta ley tiene claramente una empresa destinataria, aunque se hará extensiva a quien se atreva a criticar a los partidos gobernantes, más allá de lo que ellos mismos consideren aceptable.

La empresa es la COPE, cadena radiofónica que se caracteriza por una crítica feroz a los partidos que gobiernan en España y en algunas de sus comunidades autónomas, incluida la de Cataluña.
Debo decir que hace muchos meses que no escucho la COPE, porque no me gusta su estilo ni tampoco su ideología.

Por eso tomo la decisión individual de sintonizar otras cadenas de radio y no esa.

Pero eso no es óbice para que defienda con énfasis su derecho a expresar sus opiniones libremente. Y por eso he firmado el manifiesto a presentar en el Parlamento Europeo.

Y si es cierto, como dicen algunos de los criticados, que sus actuaciones son a veces contrarias a la ley, deberán ser los tribunales, con todas las garantías para ambas partes, los que decidan si se ha transgredido o no la ley.
Pero la libertad de expresión es sagrada, y hace aún más daño que sean los partidos supuestamente progresistas los que se afanen en recortar las libertades individuales de los ciudadanos.

miércoles, 21 de diciembre de 2005

¿Tendremos nuevo sistema de financiación en la Unión Europea?

El sistema de financiación de la Unión Europea se ha complicado mucho con la última ampliación.

El motivo básico es, sin duda, la magnitud de la ampliación, tanto por la población afectada como por el número de países y su renta media, bastante inferior a la de los miembros anteriores.

Las ayudas a los nuevos miembros son un elemento importante para acelerar su convergencia. El caso de España, en la anterior ampliación, es una muestra evidente.

Pero la situación económica de Alemania y Francia no es la mejor para abordar un aumento de las ayudas a los nuevos socios y la pretensión es usar la reducción de las ayudas a los tres países de la anterior ampliación para pagar la mayor parte.

Además, si es posible, se pretende reducir el montante del presupuesto de la Unión, calculado como porcentaje del PIB. Y los políticos de todos los países, estén en el gobierno o en la oposición, no desaprovechan la oportunidad de valorar los presupuestos en función del saldo neto para su país de aportaciones y retornos vía ayudas y subvenciones.

Así los ciudadanos piensan que para qué van a dar una parte de sus impuestos (algo menos del 1,5% de sus compras) si una buena porción irá a parar a esos aprovechados (o vagos, o antipáticos o desleales o… [elíjase el improperio que se quiera] de los [póngase franceses, ingleses, alemanes, españoles, italianos…. Según las fobias personales o colectivas]
Buena manera de ir creando la mentalidad de Europa…

En palabras del presidente de la Comisión "hay que pensar en una reforma del sistema de recursos propios, ya que la actual forma de negociar no es siempre racional y ello crea una atmósfera muy negativa entre los Estados miembros, lo cual no es bueno para Europa"

También ha dicho Durao Barroso que algunos líderes europeos le han animado en privado a realizar una reforma en profundidad del sistema de recursos propios para evitar un vínculo tan directo entre los presupuestos nacionales y el presupuesto europeo, cosa que se podría lograr con un impuesto europeo. Es obvio que el objetivo es ir creando las condiciones para la Unión Política

Justo lo contrario de lo que algunos quieren hacer en España, que se vayan disgregando las haciendas para que cada Comunidad Autónoma se las arregle con los impuestos que pagan sus residentes y de esta forma ir deshaciendo la conciencia nacional (española claro)

Los ciudadanos europeos deberíamos exigir dos condiciones para admitir la incorporación de ese impuesto:

Una condición previa que sería la desaparición del déficit democrático de la UE. El Gobierno Europeo debería ser elegido y controlado por el Parlamento Europeo y los Presupuestos deberían ser aprobados, en exclusiva por el Parlamento Europeo. Y entonces sí, tendría sentido la creación de un impuesto europeo, probablemente como un recargo sobre el IVA, que sirviera para financiar las instituciones europeas y las ayudas que el Parlamento (no la Comisión ni el Consejo) aprobaran.

La otra condición debería ser la reducción del IVA en todos los países miembros en la misma cuantía en que se reduzcan las aportaciones directas de los Estados, no vaya a ser que aprovechando la coyuntura aumenten la presión fiscal sin que se note.

Cuando este debate se abra, cosa que no tardará muchos años, será curioso ver a los nacionalistas defender por una parte el avance hacia una Unión Política Europea y, por otra, continuar trabajando en la demolición de la unión política que tenemos en España. Pero encontrarán la forma, seguro, de defender simultáneamente una cosa y la contraria con argumentos irrebatibles para los convencidos.