martes, 29 de marzo de 2011

Centrales nucleares: influencia de la energía nuclear en los precios finales de la electricidad

El lobby nuclear se ha empleado a fondo para difundir la idea de que la electricidad de origen nuclear es la mas barata de todas, para así convencer a la gente de que la acepte por el bien de sus bolsillos.

La realidad es diferente, sobre todo en el aspecto de la influencia en los precios finales de la electricidad que es nula (o casi nula para ser absolutamente riguroso)

Se les olvida decir que la electricidad nuclear solo ha marcado el precio final que reciben los generadoras unas pocas horas, desde luego menos de 100 horas, desde que empezó a funcionar el pool de generación que es un sistema para establecer el precio que reciben la mayoría de los generadores (los nucleares al 100%) por cada kilovatio generado, precio que se establece para cada una de las horas de cada día. Por cierto, que el precio marcado en esas pocas horas en que ha marcado el precio del pool ha sido de cero céntimos, ya que son las horas en las que ha coincidido que la demanda total de electricidad era inferior a la oferta total en esa hora de las centrales nucleares mas las hidráulicas que no podían retener el agua por carecer de capacidad de embalse disponible.

Desde el punto de vista de los costes marginales, que son los que cuentan para hacer las ofertas, las centrales nucleares son efectivamente las que los tienen mas bajos, ya que si no pudieran entregar su energía incurrirían en costes importantes para parar la central, por lo que estarían dispuestas a pagar dinero a quien consumiera su electricidad.

Desde el punto de vista de los costes medios, que son los que las empresas tienen en cuenta para hacer sus inversiones, las centrales nucleares que actualmente están en funcionamiento solo son mas caras que algunas centrales hidráulicas.

Pero la situación es bien distinta si hablamos de las centrales actuales que consigan una prórroga una vez agotado el plazo de la licencia actual, que tendrán unos costes medios para el conjunto de la electricidad generada durante todo el periodo de la prórroga que serán menores que los de cualquier otra alternativa. La lástima para los consumidores es que las empresas propietarias se quedarán como beneficio con la práctica totalidad del precio recibido del pool, sin que la existencia de una electricidad tan barata reduzca ni un ápice el precio pagado por los consumidores (que si tendrán que pagar a futuro, además, la mayor parte del coste del tratamiento de los residuos y que correrán el riesgo, muy reducido pero no inexistente, de cualquier accidente nuclear)

En cuanto a las eventuales nuevas centrales, el lobby nuclear intenta hacer creer que su coste de generación será tan bajo como el de las actuales, pero eso está muy lejos de la realidad. La realidad es que hoy nadie sabe a ciencia cierta cual será el coste de una central nueva. En mi opinión, cuando termine la central que se está construyendo en Finlandia se tendrá una referencia razonable, aunque las siguientes deberían reducir el coste en un 20% aproximadamente, porque la primera unidad siempre es mas cara, pero aun así lo mas probable es que el coste medio de generación sea superior, aunque del mismo orden de magnitud, que el coste de la electricidad de origen eólico de los molinos que se instalan actualmente (en la hipótesis de que esta no recibiera prima alguna).

El hecho de que su competencia directa sea precisamente la electricidad eólica (que ya aporta en España más del 10% de la electricidad consumida) explica el desdén con el que los voceros pronucleares se refieren a estos generadores y también la oposición a la electricidad eólica de ciertos supuestos ecologistas que han descubierto lo malos que son los molinos para el medio ambiente (por motivos de contaminación visual y acústica)

El motivo de este encarecimiento de la electricidad generada en las nuevas centrales no es otro que el coste, ciertamente muy elevado, de las medidas adicionales de seguridad, coste que podría aumentar aún mas como consecuencia del reciente desastre de la central de Fukushima.

domingo, 27 de marzo de 2011

Centrales nucleares: variación de la cesta de energías

Un argumento ampliamente utilizado por el lobby pronuclear para convencer al público en general de la necesidad absoluta de contar con la energía nuclear, es la amenaza de no disponer de energía eléctrica para iluminar los hogares o para que funcionen los electrodomésticos en el caso de renunciar a la energía nuclear, debido a la supuesta falta de alternativas.

Este argumento, que forma parte de la colección “o la energía nuclear o el caos” es obviamente falso, tanto si se analiza al comparar lo que ocurre en otros países de nuestro entorno (por poner los dos casos extremos, ni en Francia, donde el 75% de la electricidad es de origen nuclear ni en Italia, donde no hay ninguna central nuclear falta energía eléctrica en absoluto) como la situación específica española, ya que en nuestro país la situación actual es que la energía nuclear, que había supuesto mas de un tercio de la electricidad generada, aporta en la actualidad algo mas de la cuarta parte, lo que a su vez supone poco mas del 10% del total de energía primaria.

Los diferentes países tienen cestas de energía en las que la composición varía de forma muy relevante y no hay la menor duda de que cualquier fuente de energía puede variar su peso en el consumo total de energía primaria en proporciones del orden de diez puntos porcentuales del total, en un plazo de tiempo bastante reducido.

Por tanto España, como cualquier otro país, tiene la opción de decidir si desea o no contar con la energía nuclear, y en el caso de que decida que sí, en que proporción. La decisión debería estar, en buena lógica, basada en criterios económicos (no solo de los resultados de las empresas energéticas sino también de los precios pagados por los consumidores finales) pero teniendo también muy en cuenta los aspectos de seguridad (en los aspectos de ausencia de riesgos para las personas y las cosas a corto, medio, largo y muy largo plazo, de seguridad de los aprovisionamientos y de seguridad de la continuidad de los suministros a los consumidores) y de cuidado del medio ambiente.

lunes, 21 de marzo de 2011

Centrales nucleares: aspectos técnicos

Las centrales nucleares instaladas en los países de nuestro entorno se han caracterizado siempre por disponer de unas medidas de seguridad muy exigentes, y la intensidad de esas medidas ha aumentado de forma relevante tras cada uno de los más graves accidentes (Harrisburg (Estados Unidos, 1979) y Chernobil (URSS, 1986))

Los procesos de generación de calor y conversión en electricidad son, conceptualmente, los mismos desde hace cuarenta años, pero los sistemas de seguridad han variado de forma muy notable.

En los diseños previos al accidente de Chernobil, una gran parte de los sistemas de seguridad eran del tipo de seguridad activa, lo que significa que ante un problema determinado, se ponía en funcionamiento un sistema de seguridad que debía ser iniciado, ya fuera automáticamente, ya fuera manualmente, por lo que si, por cualquier causa, el sistema de seguridad no se iniciaba, no se contaría con la seguridad correspondiente.

En los diseños posteriores a Chernobil, se exige que todos los sistemas de seguridad activa destinados a evitar situaciones de alto riesgo potencial se hayan sustituido por sistemas de seguridad pasiva, que son aquellos que entran en funcionamiento sin que sea necesaria ninguna orden, automática o manual, esto es son sistemas de seguridad que entrarían en funcionamiento aunque la central no estuviera controlada ni por las personas ni por los ordenadores.

Obviamente, la introducción de los sistemas de seguridad pasiva disminuye de forma muy relevante unos niveles de riesgo de accidentes que ya eran muy bajos en los diseños de los años setenta. La contrapartida de este aumento de la seguridad es un aumento muy importante de los costes de instalación de las nuevas centrales.

El accidente de Fukushima supondrá, entre otras consecuencias, la aplicación de una mayor exigencia en los sistemas de seguridad de las nuevas centrales que se aprueben y, muy probablemente, de las que estén en proyecto.

viernes, 18 de marzo de 2011

Centrales nucleares: un pingüe negocio en riesgo

El mas intenso de los terremotos que ha padecido Japón en los últimos días y, sobre todo, el tsunami que le siguió han puesto en jaque un enorme negocio que se verá afectado a corto, medio y largo plazo.

A corto plazo no solo por la parada obligada de la central de Fukushima, sino también por las paradas decididas por el gobierno alemán que afectan a todas las centrales nucleares de ese país puestas en operación antes de 1980.

A medio plazo por el aumento inevitable de los tipos de interés que tendrán que pagar las empresas que tengan centrales nucleares, por el paro definitivo de las que tengan sistemas de seguridad relativamente obsoletos y por el retraso previsible en la obtención de las prórrogas de las licencias de operación que se vayan agotando.

A largo plazo por la enorme dificultad de obtención de permisos para la instalación de nuevas centrales, que reducirá drásticamente su número, y por el previsible aumento del coste de las nuevas instalaciones, que se derivará tanto del ya comentado aumento de los tipos de interés para financiarlas como del coste de aumentar las medidas de seguridad que la sociedad exigirá en aquellos casos en que la oposición a permitirlas no consiga el rechazo de los proyectos.

En los próximos artículos trataré de los aspectos técnicos, de la variación de la cesta de energías y de los precios medios de la energía para los consumidores finales, de los aspectos políticos, de la política de comunicación de las empresas propietarias y promotoras de las centrales nucleares y de las repercusiones económicas para estas empresas.

viernes, 4 de marzo de 2011

El Plan Energético que España necesita

Hace tiempo que el gobierno va dando señales de que es necesario hacer un Plan Energético que permita asegurar la sostenibilidad de nuestra economía en lo que al consumo de energía se refiere.

Incluso, se anunció a bombo y platillo un Pacto de Estado entre PSOE y PP para este asunto, en el que todo el mundo coincide que se trata de un problema de crucial importancia para nuestra sociedad. Lástima que ese Pacto de Estado, nueve meses después, se haya diluido como un azucarillo y no haya dado ningún fruto.

Como consecuencia del aumento de precio del crudo registrado en las últimas semanas, el Gobierno ha anunciado, una vez mas, la inminente realización de un Plan Energético que mejore de forma relevante la situación energética del país.

Para que el Plan Energético sea realmente útil, debería ser consensuado al menos con el principal partido de la oposición y debería incluir una planificación energética integral con un horizonte amplio para asegurar la sostenibilidad del modelo.

También tendría que incluir el análisis del periodo transitorio entre la situación actual y la esperable cuando todas las medidas estén operativas, a fin de asegurar la sostenibilidad durante todo el proceso.

En concreto debería tener un análisis exhaustivo de, al menos, los siguientes aspectos:

- Criterios de eficiencia energética (mejora de la eficiencia energética y variación de los hábitos de consumo)
- Política de tratamiento de los derechos de emisión de CO2
- Política fiscal de cada una de las distintas fuentes de energía (impuestos y subvenciones)
- Marco retributivo de cada una de las actividades reguladas, que permita abordar las inversiones necesarias y que las empresas eficientes obtengan una rentabilidad razonable, a la vez que se eliminen los sobreprecios injustificados que en la actualidad permiten la obtención de beneficios extraordinarios derivados del abuso de posición dominante tan frecuente en el sector.
- Evolución de la senda deseada de emisiones globales.
- Evolución de los precios finales a pagar por los principales tipos de consumidor, para asegurar que sean asumibles para los particulares y competitivos para las empresas.
- Definición de la demanda y de la cesta de energías, compatibles con los criterios anteriores
- Definición de las infraestructuras necesarias para las distintas fuentes de energía, con especial atención a la evolución del parque de generación eléctrica por fuentes y a las capacidades de producción de las energías renovables distintas de la generación directa de electricidad.
- Análisis económico de la planificación propuesta (incluidas las consecuencias fiscales y la financiación de las inversiones) para conocer sus implicaciones y asegurar su viabilidad económica para el país, las empresas energéticas y los consumidores.

Por descontado, el Plan debería hacerse en colaboración con las Comunidades Autónomas y con la participación en concepto de asesores, de la CNE y de las empresas del sector, lo que necesariamente requerirá un plazo del orden de un año para su elaboración.

Sería bueno que la aprobación del mismo correspondiera al Parlamento, de forma que algunos de sus aspectos contaran con el rango legal necesario.

Como no parece que el Ministerio responsable tenga la capacidad (ni por cantidad ni por calidad de los medios de que dispone) para dirigir su elaboración, sería bueno que la dirección recayera en el Gabinete de Presidencia.