jueves, 27 de junio de 2013

Catherine



Catherine es un cuento de Javier Alcaide en el que se narra la historia de una mujer francesa que, cumplidos los sesenta años, se ve afectada por un síndrome desconocido que de vez en cuando le hace volver, en su mente, al pasado. Antonio, su amigo y amor de la adolescencia, vuelve a entrar en su vida tras un encuentro casual y se desarrolla entre ellos y Jordi, el marido de Catherine, una relación especial, pero no exenta de conflictos, que ayuda a encontrar las causas del síndrome. Más tarde se añade Josiane, amiga de Catherine desde la Universidad, que completa el grupo que va desarrollando unas relaciones interpersonales muy especiales.


El inicio del cuento es el siguiente:


Aquella mañana del miércoles 21 de Octubre de 2015 Antonio se levantó y, como de costumbre, se dirigió a Cal Massó para comprar los croissants que solía tomar para el desayuno. El día había amanecido muy agradable, por lo que decidió pasar también por el Mercadona para comprar lo poco que le faltaba para la comida y para la cena de aquel día. De esa manera, cuando acabara de desayunar, de mirar el correo electrónico y de leer la prensa por internet, se iría a la playa, provisto de toalla, sombrilla y libro, con la esperanza de encontrar algo de paz interior. Esperanza todavía vana, porque apenas hacía seis meses que había perdido a Montse, su mujer durante cuarenta años, en un accidente de coche tan terrible como absurdo.


Pero aquel día la vida le reservaba una sorpresa muy especial. Había subido desde el Mercadona a la zona del mercado, para comprar bacalao desalado, ya que  aquel día pensaba hacer esqueixada, y cuando se disponía a pagar escuchó una voz que le decía:
-      Antonio, est-ce que tu ne veux plus parler avec moi? (Antonio, ¿ya no quieres dirigirme la palabra?)

La respuesta le salió de forma totalmente espontánea, sin pensarla, y antes de volverse para comprobar que quien se había dirigido a él de esa manera era en realidad la persona que él creía.
-      Catherine, ma chère amie, tu sais très bien que je suis ravi de parler avec toi, mais je ne savais pas que tu étais revenue à Sitges.   (Catherine, mi querida amiga, sabes perfectamente que estoy encantado de hablar contigo, pero no sabía que estabas de nuevo en Sitges)

Se sorprendió a sí mismo por haber dado aquella respuesta automática, y se volvió para comprobar que realmente estaba hablando con ella, la única persona del mundo que le podía decir algo semejante, en lengua francesa y con esa voz llena a la vez de cariño y de socarronería.

Su sorpresa fue mayúscula, cuando al volverse se encontró con una mujer más o menos de su edad, a la que le costó un tanto reconocer. Pero no cabía la menor duda, había reconocido su voz, y por si eso fuera poco, sus ojos seguían teniendo la mirada pícara acompañada del mohín socarrón que sus labios agregaban a su sonrisa cuando le había pillado en algún renuncio o sorprendido por cualquier motivo.

Así que ahí estaba, en el mercado de Sitges, con Catherine, su gran amor de la juventud ¿o quizás se inició al final de la adolescencia? y la mejor amiga que había tenido en su vida, aunque hiciera más de cuarenta años que no la veía porque su relación, que siempre había sido a la vez excelente y muy poco habitual, se había cortado abruptamente aquel fin de semana de julio de 1974.
 




El archivo pdf se puede pedir por correo-e a: fjalcaide@yahoo.es


o descargarse desde:

https://www.safecreative.org/work/1408101732568-catherine-v-2-0
 




domingo, 23 de junio de 2013

Cambio del sistema sanitario en Madrid


Desde hace varios años venimos asistiendo a un proceso, lento pero implacable, de privatización de los servicios que la Comunidad de Madrid presta para la atención pública en sanidad.

El objetivo, obvio aunque no declarado, es el traspaso de una cantidad creciente de renta hacia quienes realizan los servicios sanitarios (empresas y médicos de élite) a costa de los usuarios del sistema y de los trabajadores sanitarios (incluida la mayoría de los médicos, los que no forman parte del grupo que se beneficia de la privatización) que están viendo reducidos sus salarios y empeoradas sus condiciones de trabajo.

El objetivo final es acercar la situación española a la de Estados Unidos. En términos de poder adquisitivo equivalente (un "tipo de cambio" que no es el de mercado, sino el que corrige las diferencias de precios existentes entre los distintos países) en 2004 en Estados Unidos el gasto medio por persona en atención sanitaria (pública más privada) era de unos 7000 dólares equivalentes y en España era de unos 2500 dólares equivalentes. En el mismo año la esperanza de vida al nacer era de 76 años en Estados Unidos y de 80 años en España.

Por tanto, el objetivo real de los que han ideado este sistema es el incremento progresivo del gasto por persona en sanidad, empeorando simultáneamente la calidad del servicio medio percibido, de forma que la vida media dejará de crecer y comenzará a declinar. Todo ello compatible con una mejora tecnológica, que sólo estará al alcance de las personas con mayor poder adquisitivo o con la suficiente proximidad al poder político o sanitario para permitirles el acceso a la medicina de máxima calidad, pero que quedará fuera del alcance de la mayoría de la población 

Las vías que están empleando para conseguirlo, con intensidad creciente, son las siguientes:

1) Privatización creciente de servicios, con rentabilidad muy alta y garantizada para quienes obtienen los contratos, bajo la apariencia (sólo coyuntural) de gratuidad para los usuarios.

2) Desvío hacia la atención privada del máximo número posible de usuarios, que se hará por tres vías:
-  Reducción de la capacidad de prestación de servicios de los centros que lo hacen dentro del sistema público.
-  Consiguiente aumento del tiempo de espera para los que  opten por recibir el servicio en las instalaciones públicas.
-  Reducción del nivel de asistencia proporcionado por el sistema público.
    
     Con todo ello se maximizará el número de personas que se decidan a recibir la atención en centros privados, pagando ellos los costes correspondientes, casi siempre mediante la contratación de un seguro privado, o simplemente aceptando que los servicios se les presten en centros privados, pero pagados por el sistema público.  

3) Reducción de los costes salariales del personal sanitario, mediante el aumento de las horas de trabajo y de la intensidad del mismo, acompañado de la contratación por las empresas privadas de la mayoría de los nuevos trabajadores, con condiciones aún peores que las nuevas de los trabajadores públicos.

4) Restricción de la atención, especialmente aguda para las personas que solo tengan acceso a la sanidad pública, cuando sean de avanzada edad o padezcan procesos de elevado coste.

La situación actual de crisis está dando la excusa perfecta para realizar los recortes salariales y de condiciones de trabajo, y su esperanza está en la inercia que sin duda habrá hasta que las estadísticas empiecen a mostrar el cambio de tendencia en la vida media de la población, cuyo descenso futuro habrá que explicar cuando el cambio de modelo ya se haya efectuado en su mayor parte. También cuentan con la connivencia de los políticos que, por descontado, tendrán asegurado un trato distinto para ellos y sus cercanos, y que además verán con agrado que empiece a disminuir el tiempo medio de cobro de las pensiones.

Su único riesgo es que el número creciente de personas afectadas (directamente o a través de sus seres cercanos) lleve a un cambio masivo del voto hacia partidos que de verdad propongan un sistema público que sea universal y eficiente y además esté bien gestionado.

domingo, 16 de junio de 2013

Reforma de las pensiones de 2013 (IV) Conclusiones



El informe del grupo de expertos tiene la virtud de plantear el problema de la falta de sostenibilidad del sistema español de pensiones en unos términos que no dejan lugar a dudas: es necesario y muy urgente que se lleve a cabo una reforma drástica del sistema de pensiones.

En lo que se refiere a la definición precisa de las medidas que propone, el informe publicado se limita a dar respuesta al mandato recibido: desarrollar un factor de sostenibilidad para el actual sistema de pensiones.

Aunque también apunta algunos elementos adicionales, que no desarrolla por considerar que son decisiones políticas que competen exclusivamente al Parlamento, no se puede olvidar que ni siquiera menciona otros elementos, probablemente porque algunas fuerzas políticas están radicalmente en contra de su inclusión en la normativa futura.

Tampoco se menciona otro aspecto que será decisivo en el contenido de la reforma que finalmente se apruebe: el necesario visto bueno, eso sí informal pero no por ello menos obligatorio, de la Comisión de la UE a los resultados globales de la reforma. Sin esta exigencia, lo más probable es que no se llevara a cabo ninguna reforma hasta que el sistema hubiera llevado a la quiebra a las finanzas públicas españolas.

De lo que se puede leer en el informe y lo que se puede intuir de las declaraciones de unos y de otros, cabe concluir que el nuevo sistema de pensiones tendrá las siguientes características:

1) Es muy probable que la edad legal de jubilación se mantenga (hasta la siguiente reforma que no se demorará muchos años) en los 67 años actuales, pero no hay que descartar que se acelere el ritmo al que aumentará la progresión hasta esa cifra.

2) Las pensiones actuales quedarán congeladas durante unos cuantos años, o crecerán muy por debajo del IPC, para poder decir que han aumentado.

3) Las nuevas pensiones se calcularán con unos criterios más restrictivos que hasta ahora, si bien las pensiones máximas (aunque exigirán más años de cotización con las bases máximas a todos los futuros pensionistas excepto a los parlamentarios que continuarán disfrutando de su privilegio de acceder a la pensión máxima con tan sólo ocho años de actividad parlamentaria) y también las mínimas tendrán los mismos valores actuales, sin apenas aumento en euros brutos anuales. Políticamente se decidirá el importe medio de la reducción, pero no sería extraño que hubiera una reducción media del orden del 10 al 15% que se iría aumentando progresivamente al ritmo del 0,7% anual acumulativo al menos hasta el año 2050.

4) Está por ver si el nuevo sistema de pensiones permitirá que aquellos que puedan y quieran complementen su pensión con la realización de alguna actividad económica a tiempo parcial o total.

5) También es una incógnita si el nuevo sistema terminará, o no, con las profundas inequidades que tiene el sistema actual, que perjudican especialmente a los que han perdido su trabajo o han tenido que aceptar salarios muy inferiores en los años cercanos a la edad de jubilación.

6) Finalmente debería hacerse un ejercicio de cálculo del importe que puedan tener las prensiones a las que podrán aspirar los jóvenes actuales que pasan una buena parte de su juventud con largos periodos de desempleo entre trabajo y trabajo y, además, con salarios muy reducidos en las épocas en que cotizan.   

Las respuestas a todas estas incógnitas las iremos teniendo en los próximos meses porque parece que la recomendación de la UE, de obligado cumplimiento para el gobierno de España, es que entre en vigor no más tarde del 1 de enero de 2014, y el gobierno ni siquiera tendrá la excusa de ampararse en la necesaria aprobación por parte del Parlamento ya que dispone de una holgada mayoría absoluta.