jueves, 28 de mayo de 2009

Limitación de las deudas hipotecarias a los bienes hipotecados

Ha surgido una iniciativa que supondría una modificación muy relevante de nuestro sistema financiero, que consiste en limitar la deuda, en el caso de los préstamos hipotecarios, a los bienes hipotecados.

Esta normativa es la que rige en el derecho sajón y presenta unas ventajas de claridad evidentes, ya que con la entrega del bien hipotecado queda automáticamente cancelada la deuda de la hipoteca.

Supone una garantía para los particulares, que si hipotecan una vivienda sabrán que lo más que pueden perder, si no son capaces de hacer frente a la hipoteca, es la vivienda hipotecada.

Reduce, obviamente, las garantías para las entidades financieras, ya que si la valoración de la vivienda en el momento de ejecutar la hipoteca resulta ser inferior a la deuda viva en ese momento, perderán definitivamente la diferencia.

Un aspecto sumamente interesante es que precisamente esa reducción de las garantías para las entidades financieras obligará a la adopción de una mayor prudencia en el criterio general, que debería ser de obligado cumplimiento, de prestar dinero sólo a quienes razonablemente puedan hacer frente a la deuda generada con el préstamo.

Otro aspecto muy relevante es la aplicación, retroactiva o no, de ese cambio normativo, en el caso de que se lleve a cabo. A favor de la retroactividad está el hecho de la situación de poder de hecho de las entidades financieras, que han impuesto sus condiciones, en la letra grande y también en la letra pequeña, en las hipotecas, en no pocas ocasiones en contra de la normativa vigente. En contra de la retroactividad está la necesaria seguridad jurídica.

Para mí, lo más importante es que, como una pieza más del necesario cambio del sistema financiero, se adopte ese principio, aunque sea sin retroactividad.

Finalmente, no puedo dejar de exponer mi perplejidad por los apoyos y oposiciones recogidos por esta iniciativa. La propuesta inicial es de Izquierda Unida (con retroactividad) el apoyo más relevante encontrado es del PP, en concreto de Esperanza Aguirre (también con retroactividad) y la oposición proviene del PSOE (no quiere la modificación, con la que Obama estará sin duda de acuerdo, ni siquiera sin retroactividad) ¡Cosas veredes, Sancho!

martes, 12 de mayo de 2009

Puntos de inflexión y mejora de la situación económica

La confrontación política ha cambiado desde la dicotomía hay crisis/no hay crisis que se discutía hace un año a la actual no mejora / si mejora la actividad económica.

Desde un punto de vista objetivo, si se refiere la discusión a un periodo determinado del pasado del que ya se cuenta con datos estadísticos, todos deberían llegar a conclusiones generales similares, pero desde un punto de vista político la cosa cambia, ya que los mismos datos son considerados por unos como la muestra evidente de que las cosas van bien y por otros como la prueba incontestable de que las cosas van mal.

Creo por tanto que puede ser interesante repasar algunos conceptos básicos para que cada cual pueda tener su opinión basada en los datos conocidos.

Un ciclo económico completo pasa por situaciones en las que la actividad evoluciona a ritmos diferentes sin que necesariamente los máximos o los mínimos tengan que ser máximos o mínimos absolutos. De hecho en la evolución económica del último siglo, la mayor parte de los ciclos económicos se han caracterizado por tener máximos absolutos, pero mínimos relativos (salvo en los casos de la depresión de los años 30 y las etapas de guerras) respecto a los ciclos anteriores. Esto es así porque la economía sigue teniendo una tendencia secular de crecimiento.

En un ciclo económico completo existen, de forma simplificada, las siguientes fases:

Fase de crecimiento elevado, que se inicia desde el punto de ritmo de actividad mínima del ciclo anterior. Esta fase de crecimiento no se produce a un ritmo constante, sino que durante un tiempo (normalmente al principio) el ritmo de crecimiento es más elevado y luego pasa a ser mas lento. El cambio de ritmo, como en cualquier curva, se produce en el punto de inflexión, y la fase de crecimiento elevado se agota en el momento en que el ritmo de crecimiento de la actividad económica ha alcanzado su valor máximo, momento a partir del cual se inicia un decrecimiento del ritmo, que no tiene porque suponer un decrecimiento de la actividad (si se produce una reducción de la actividad se entra en recesión)

Fase de menor crecimiento (o de caída de la actividad si el ciclo incluye una recesión) que se inicia a partir del máximo ritmo de crecimiento y que también tiene ritmos diferentes que cambian en un nuevo punto de inflexión, hasta que se llega al mínimo, que será relativo si el ritmo no ha llegado a ser negativo, y por tanto no ha habido recesión, o será absoluto (respecto al conjunto de los dos últimos ciclos) si ha habido recesión.

La actual situación económica es tan mala que ya nadie niega que estemos en fase de recesión, por lo que la discusión se centra en si algunos indicadores ya anuncian el cambio de tendencia o todavía no lo hacen. Si el interlocutor pertenece, o es próximo, al partido del Gobierno asegurará que ya hay muestras evidentes de mejora, pero si pertenece o es próximo al partido de la oposición asegurará lo contrario.

Es evidente, por otra parte, que en cualquier momento de un ciclo algunos sectores van adelantados respecto al ciclo general y otros van retrasados, lo que permite a cada cual referirse al sector o sectores que más convienen a sus tesis.

En mi opinión, la de una persona que ni pertenece, ni es próxima, ni vota a ninguno de los dos partidos que gobiernan o pueden gobernar en un futuro próximo, hay que distinguir entre los indicadores de cambio de ritmo y los indicadores de actividad absoluta.

Es cierto que hay algunos indicadores que muestran que se están alcanzando, o ya se han alcanzado, los puntos de inflexión. Y algunos de ellos en aspectos tan importantes como la actividad económica general, el numero de personas ocupadas o la venta de viviendas (parece que sus respectivos ritmos de caída ya han alcanzado los mínimos, aunque sigan siendo negativos)

Sin embargo, dada la tremenda intensidad de la caída de actividad que estamos padeciendo (la más fuerte de los últimos ochenta años en el mundo y la mayor desde la guerra civil en España) los ritmos de todas esas variables siguen siendo negativos y los datos actuales no permiten aventurar cuando pasarán a ser positivos.

Creo que en España el indicador más relevante, para dar por terminada la etapa negativa, es el número de personas ocupadas, de forma que cuando los datos de personas ocupadas sea superior al que hubiera un año antes, podremos decir con propiedad que lo peor ya habrá pasado. Por descontado, es una buena noticia que el ritmo de descenso de personas ocupadas se haya reducido, porque es una fase previa a la del aumento. Dicho de otra forma es buena noticia que, en términos desestacionalizados, se haya reducido el descenso de personas ocupadas, pero mientras ese número siga aumentando la situación seguirá siendo mala. Prefiero hacer esta comparación con el número de personas ocupadas porque el número de parados incluye las variaciones de la población activa que no dejan de tener un cierto componente subjetivo.

Por descontado el nivel de actividad económica es también un indicador muy relevante y tampoco debe perderse de vista la construcción, porque siempre ha sido el principal indicador adelantado y, aunque en esta situación está aquejada de una coyuntura específica muy negativa por los excesos anteriores y por la resistencia a asumir la caída del precio del suelo urbanizable, pienso que también ahora será un indicador adelantado de la recuperación.

miércoles, 6 de mayo de 2009

SGAE: rectificación pertinente pero insuficiente

La buena, excelente, noticia es que la SGAE ha rectificado para corregir parcialmente el desmán cometido contra un niño de cinco años aquejado de una muy poco frecuente enfermedad degenerativa.

Como para la SGAE el fuero es lo fundamental, ha preferido hacer una donación por el importe facturado, con la excusa de que es ilegal no facturar los derechos de autor. El niño, en consecuencia, sólo habrá salido perjudicado en el importe del IVA de la factura de la SGAE.

Dice la SGAE que no ha tenido tiempo para recabar de los autores afectados la pertinente renuncia a sus derechos, como si no hubiera tenido años para establecer los procedimientos necesarios para atender los casos de espectáculos benéficos si esa hubiera sido su intención.

Para la SGAE el altruismo es una palabra que sólo es de aplicación para el resto del mundo, pero sabe muy bien como cuidar sus intereses. Su lobby con el partido del Gobierno seguramente le ha avisado de lo inconveniente para sus intereses (de la SGAE y del partido del Gobierno) de la noticia difundida ayer, y han reaccionado con rapidez, dedicando una cifra cercana a los seis mil euros para parar la hemorragia de legitimidad que habían abierto ante la sociedad, cantidad que no parece muy elevada para los intereses que habían puesto en peligro.

Ahora sólo falta que también establezcan el procedimiento para evitar que algo similar ocurra en el futuro, lo que tendrá un coste no muy alto para sus arcas pero que seguramente intentarán compensar con una subida de las tarifas que imponen bajo la impunidad de su monopolio.

martes, 5 de mayo de 2009

SGAE: Peor imposible

La última noticia de la voracidad implacable de la SGAE debería hacer que el Gobierno se replantee los derechos, a todas luces exagerados, que le otorga mediante las leyes.

Ante un festival benéfico, en el que mucha gente realiza su labor de forma totalmente altruista para ayudar a un niño con una enfermedad degenerativa, el delegado de turno de la SGAE exige su parte en términos que recuerdan demasiado a los usados por las mafias: ellos imponen la cuantía del pizzo, en este caso el 10% de la recaudación total, con la exigencia de una parte por adelantado bajo la amenaza de impedir el acto si la familia del pequeño enfermo no se aviniera a sus condiciones.

Este poder lo detenta la SGAE a cambio del apoyo que con ocasión de los sucesivos procesos electorales muestra de forma inequívoca al partido socialista.

Lo único que nos queda a los ciudadanos es el boicot a esta gestora, eliminando, o reduciendo al mínimo posible, las compras de bienes y servicios que están grabadas por la SGAE. Yo por mi parte pondré mi grano de arena y dejaré de comprar, en la medida de lo posible, todo aquello que proporcione ingresos a esa gestora.

lunes, 4 de mayo de 2009

Confianza de Obama en el futuro

Se ha publicado una entrevista realizada al Presidente de los Estados Unidos el pasado 14 de abril, que trata sobre su visión de los aspectos básicos para superar la actual situación económica.

La entrevista comienza con una doble pregunta muy importante ¿Cómo piensa que deben ser las finanzas en el futuro? ¿Es necesario que reduzcan su importancia? La respuesta es, en mi opinión muy sensata: Tenemos que disponer de crédito suficiente para financiar a las empresas, grandes y pequeñas, y también las compras de largo plazo de los consumidores, como viviendas y automóviles. Eso no debe cambiar, es más me preocuparía que el mercado crediticio se contrajera de forma que no fuera posible la financiación del crecimiento económico a largo plazo. Lo que creo que va a cambiar es lo que pienso que era una aberración, que los beneficios del sistema financiero fueran una parte tan importante del PIB de la última década. El cambio vendrá, en buena parte, por los resultados de una nueva regulación que impedirá algunas prácticas de apalancamiento masivo y de una asunción excesiva de riesgos que se había convertido en habitual. También es importante entender que una parte relevante de esa riqueza era ilusoria.

A estas respuestas les sigue una pregunta complementaria ¿echaremos en falta esa parte del negocio financiero? La respuesta también es clara, La desaparición de esa parte del negocio financiero también se reflejará en la contracción de otras actividades económicas, especialmente de aquellas ligadas al consumo, que desaparecerá, de las personas que trabajaban en ese mercado financiero y que no volverán a tener los enormes ingresos que tenían. Sin embargo Wall Street continuará representando una parte importante de nuestra economía, como lo era antes de la etapa de excesos de los últimos años.

La siguiente pregunta versa sobre el debate que hubo en la época del Presidente Roosevelt sobre si había que dividir las grandes empresas, de todos los sectores, o si es preferible contar con grandes empresas a la vez que con reguladores fuertes. Asimismo pregunta sobre la normativa de dividir las actividades financieras en banca de inversiones y resto de actividades. La respuesta de Obama no detalla su opinión sobre empresas muy grandes o no, y se limita a constatar que otros países que no han separado la banca por actividades no han tenido tantos problemas como los registrados en Estados Unidos en la presente crisis financiera.

La entrevista cambia en este punto hacia el análisis del sistema educativo como forma de asegurar a los ciudadanos el billete para formar parte de la clase media. Pone el ejemplo de cómo a partir de la Gran Depresión, el título de bachiller se convirtió en la garantía para pertenecer a la clase media y pregunta si a partir de ahora será necesaria una titulación de cuatro años de Universidad para asegurarse la pertenencia a esa misma clase. El presidente Obama responde que él considera que todo el mundo debería acceder al menos a un año de formación posbachillerato para poder tener las competencias necesarias para poder acceder a puestos de trabajo que permitan vivir con un mínimo de calidad; además insiste en la necesidad de mejorar la formación que se imparte en los institutos, tanto desde el punto de vista de la solidez de la formación como de su utilidad posterior.

Respecto a los titulados universitarios, Obama expresa, de forma muy vehemente, su deseo de tener muchos más titulados universitarios, especialmente en áreas científicas y técnicas, necesarios para mantener la competitividad de la economía.

La última parte de la entrevista trata de las decisiones difíciles que, eventualmente, deberían adoptar como país, aunque el entrevistador se pregunta si la situación es tan grave como para hacerlo. Obama responde afirmando que sí, que es necesario adoptar decisiones difíciles, mejor ahora que dentro de 10 o 20 años, decisiones que para ser aceptadas tendrán que estar muy bien argumentadas y que parte de su trabajo será salvar la distancia entre el status quo actual y lo que sabe que tiene que hacerse de cara al futuro. Respecto a si la situación económica es tan grave como para complicarle su actuación como Presidente, la respuesta no puede ser más clara y pragmática: él ya sabía antes de las elecciones que la economía iba a estar muy mal, piensa que es, en cierto modo, liberador el hecho de que tanto si dispone de uno como de dos mandatos, los problemas son lo suficientemente graves como para estar seguro de que no tendrá la menor posibilidad de librarse de ellos. Por ello, para cada problema, intenta sopesar todas las opciones que tiene a su alcance y le tranquiliza el hecho de que, aunque inevitablemente en algunas ocasiones pueda elegir, por error, alternativas que no sean las mejores, se acuesta con la sensación de que la dirección elegida para impulsar la economía es la correcta.

Yo comparto la mayoría de sus posiciones, muy especialmente la necesidad de mejorar la educación, en todos sus tramos, y también de mejorar la regulación del sistema financiero; también la necesidad de cambiar el status quo en todos aquellos aspectos en que se ha mostrado inadecuado o ineficiente en los últimos años. Asimismo, me parece muy relevante que sea consciente de que no podrá evitar enfrentarse a la toma de decisiones difíciles como consecuencia de la situación económica y, lo que es más importante, que esa situación le empuje a sopesar las distintas opciones para adoptar las que le parezcan más adecuadas, al margen de la dificultad de tomarlas. Sólo discrepo en que considere que con una mejor regulación se pueden evitar los inconvenientes del excesivo poder de mercado de las grandes empresas; es obvio que una mejor regulación reducirá los problemas, pero para el mercado sería mucho mejor una normativa que simplemente obligara a dividir en dos o más empresas a todas aquellas que superen una cuota de mercado determinada, cuota que, en mi opinión, nunca debería superar cantidades del orden del 5-10%.

Sería bueno que en nuestro país los gobernantes tuvieran una actitud parecida a la del Presidente Obama y que no dejaran para el futuro la resolución de los problemas que ya se conocen hoy, aunque para ello fuera necesario tomar decisiones difíciles. Creo que generaría mucha más confianza una actitud de analizar los problemas y proponer soluciones adecuadas, aunque fueran difíciles de explicar a los ciudadanos, que negar la evidencia y limitarse a tomar las medidas que no sean impopulares o, en el caso de la oposición, sentarse a esperar como la mala situación económica pasa factura política a quien gobierna, especialmente si cree que lo hace mal.