miércoles, 6 de julio de 2022

Panorama actual de la economía española: I) La inflación.-

 

Panorama actual de la economía española

I    La inflación.-

Tras muchos años de precios estables, la inflación comenzó a crecer en la primavera de 2021, sin que el gobierno le diera la menor importancia, dado que una inflación moderada, según su criterio, entre el 3 y el 4% anual le ayudaba en su política de aumentar la recaudación fiscal sin tener que cambiar los tipos.

La Vicepresidenta 3ª fue la autora de los primeros golpes inflacionarios por la doble vía de aumentar el coste de los derechos de emisión de CO2, que en el caso de los precios de la electricidad suponía trasladar el aumento de precios correspondiente a la generación con gas también a la generación con energías que no lo emiten y por el cambio del sistema de peajes de la tarifa regulada de electricidad, con un aumento desaforado del precio a pagar por los consumidores acogidos a ella, ya antes de que la generación de electricidad aumentara sus precios en toda la UE por el aumento de los precios internacionales del gas natural. A estas dos medidas hay que sumar el apoyo adicional al deseado aumento de los precios pagados por los consumidores finales de electricidad derivado de no modificar el sistema que permite a los particulares generar electricidad renovable en sus hogares, pero con muy poco ahorro para ellos y mucho margen adicional para las comercializadoras de los grupos que también tienen redes de distribución.

Los aumentos de los precios internacionales del petróleo y el gas vinieron a continuación, aumento que se agravó para los consumidores de la zona euro por la depreciación del euro respecto al dólar, depreciación a la que no es ajena la política de "barra libre" de compra de deuda pública de los estados miembro a tipo prácticamente cero por parte del BCE, política que por otra parte ha generado una inflación adicional, dada la enorme magnitud de la cantidad de dinero aportado por el BCE a los países miembro.

También se añadió la creciente dificultad de obtener los suministros de China, sobre todo en las commodities tecnológicas, y el aumento más que relevante de los fletes que ha afectado a los precios de todas las importaciones desde ese país.

Por si fuera poco, a continuación comenzaron las tensiones provocadas por Rusia, que pronto se transformaron en los ataques bélicos a Ucrania y las correspondientes reducciones de las exportaciones de alimentos tanto de Ucrania como de Rusia.

El resultado ha sido el de un aumento de la inflación desconocido desde hace décadas  en todos los países de la UE, que en el caso de España es de los más acentuados por los motivos internos ya citados.

En la actualidad nos encontramos en España con un aumento del IPC del 5,9% en el acumulado de los primeros seis meses del año y del 10,2% en los últimos 12 meses hasta junio.

Se empieza a hablar del "Pacto de rentas" como solución a la inflación, cuando la realidad es que los salarios, tanto públicos como privados, y las pensiones han subido en 2022, para la inmensa mayoría de las personas, bastante menos del 5,9 % de la inflación acumulada entre enero y junio. No es por tanto la variación de las rentas salariales, ni públicas ni privadas, ni de las pensiones una causa relevante de la inflación que padecemos, lo que no significa que el "Pacto de rentas" no sea sumamente deseable sobre todo si va unido a otros pactos adicionales que ayuden a paliar la situación económica que se nos avecina.

Para corregir la inflación y evitar que continúe creciendo, además del Pacto de rentas deben tomarse medidas en otros aspectos que también la promueven.

La parte más importante corresponde al desequilibrio de las cuentas públicas, tanto desde el punto de vista del peso creciente que tendrá a partir de este mismo mes el pago de los intereses de la deuda pública como de la continuidad de un déficit público insostenible. Teniendo en cuenta que la deuda pública es aproximadamente el 120% del PIB, por cada punto porcentual que aumente el tipo de interés medio de la deuda pública, cada año deberemos emplear el 1,2% del PIB para pagar los intereses. Si el tipo medio subiera tres puntos porcentuales cada año deberemos usar el 3,6% del PIB para el pago de intereses, y si subiera 5 puntos porcentuales deberíamos emplear el 6% del PIB para ese pago.

Además, a partir de 2024, muy probablemente la Comisión presione para que el déficit público de los próximos años no supere el 3% fijado en los Compromisos de Maastrich.

Por otra parte, si el gobierno pretende que la sociedad acepte el Pacto de rentas con una pérdida notable del poder adquisitivo de la inmensa mayoría de las familias, deberá renunciar al aumento de la recaudación directamente provocado por la inflación. En el IRPF deberá deflactar la tabla de tipos para que no aumente el porcentaje pagado por causa de la inflación y en cuanto a los impuestos indirectos deberá acomodar los impuestos especiales de las energías (hidrocarburos y electricidad) para paliar los precios elevados mientras estos se mantengan y, asimismo, rebajar el tipo de IVA a determinados productos que pagan al 21% y que son especialmente sensibles. Esta debería ser la aportación del gobierno al Pacto de rentas y, de la misma manera que las familias deberán reducir su consumo a causa de la pérdida de poder adquisitivo, el Estado, en todos los tipos de administración deberá reducir su gasto sin por ello reducir los servicios fundamentales que presta sino, por el contrario, aumentando las dotaciones en los servicios clave como son Sanidad y Educación. Para ello, todas las administraciones deberían elaborar los presupuestos de 2023 siguiendo estrictamente el modelo de "Presupuestos con base cero" que es la mejor manera de eliminar todos los despilfarros y gastos que no estás asociados a una actividad socialmente relevante.

Finalmente, a fin de minimizar los gastos en transporte de los ciudadanos sería bueno copiar el modelo implantado en Alemania que permite a todos los ciudadanos desplazarse por todo el país usando el transporte público (metro, autobuses urbanos, autobuses interurbanos y trenes de cercanías y regionales) con una tarjeta de transporte de su comunidad autónoma o ayuntamiento con un precio único para todo el país de 10 euros al mes. El beneficio no será únicamente que el transporte pase a ser un coste marginal para la economía familiar, sino que además supondrá un ahorro energético y una mejora del medio ambiente muy relevantes.

Panorama actual de la economía española: Introducción

 

Panorama actual de la economía española

En los últimos días el Gobierno ha comenzado a admitir lo que ya toda España sabía: nos enfrentamos a una situación económica muy preocupante, probablemente la más preocupante de la democracia.

En algunos aspectos recuerda a la situación inmediatamente anterior al inicio de las negociaciones de los Pactos de la Moncloa de 1977, y teniendo en cuenta que esos pactos permitieron reconducir la gravísima situación de aquel momento, no estaría de más recordar como se hicieron y aplicar algunos elementos que hoy también servirían.

El entonces Ministro de Economía, Enrique Fuentes Quintana se tomó el trabajo de publicar los domingos, durante varias semanas de aquel verano, una colección de artículos en El País en los que fue analizando uno por uno los desequilibrios que padecía nuestra economía y proponiendo las soluciones que consideró más adecuadas para cada uno de ellos, compatibles con el resto de los problemas existentes.

Consiguió sentar en la mesa de negociación a todos los principales partidos políticos, que además aportaron a la mesa sus representantes más capacitados para discutir de la política económica, y también a los dos sindicatos mayoritarios. Un aspecto muy importante fue el talante negociador y el deseo de llegar a un acuerdo, ya que todos los participantes estaban convencidos de la necesidad de llegar a un acuerdo para evitar el desastre de la hiperinflación que se veía ya excesivamente próxima.

Se firmaron los pactos y la inflación que en los doce últimos meses había alcanzado el 32% anual se redujo con bastante rapidez al 14% también anual. Los pactos incluyeron, como aspectos más llamativos, además de la política de salarios que terminara con la espiral inflacionista el compromiso de elaborar el Estatuto de los Trabajadores, y pasado un año de la firma todos los participantes y también la inmensa mayoría de la sociedad española continuaban convencidos de que había sido un acuerdo histórico.

El propósito de este trabajo es hacer un análisis de la situación actual del mismo tipo, enumerar los principales desequilibrios que caracterizan a la actual economía española, describir sus principales características y las posibles soluciones, compatibles con el conjunto de medidas del resto de indicadores.

Los problemas principales que aquejan a nuestra economía y que trataré en los distintos capítulos de este trabajo son, en mi opinión, los siguientes:

I)      La inflación.

II)     La deuda externa de la economía española con el resto del mundo.

III)   La deuda pública.

IV)    El paro.

V)     Los tipos de interés

VI)    El sistema energético.

VII)   El sistema fiscal.

VIII)  La política de rentas (pensiones, trabajadores públicos, salarios)

IX)    La balanza de pagos.

X)     El sector primario.

XI)    Los servicios públicos fundamentales y los servicios sociales.

XII)   El sistema de distribución de bienes y servicios.

XIII)  La dependencia del exterior de bienes distintos de los productos energéticos.

XIV)  El cambio climático.

domingo, 10 de abril de 2022

Electricidad y Gas natural ¿Cual es la mejor opción, mercado regulado o mercado libre?

 

Hasta hace un año, la respuesta a esta pregunta era muy sencilla: Si el consumidor buscaba el precio más barato, la mejor opción era el mercado regulado. Pero las cosas empezaron a cambiar, para la electricidad, el 1 de junio de 2021, cuando entraron en vigor los nuevos peajes y los nuevos periodos tarifarios, con el claro objetivo por parte del gobierno de aumentar los precios para todos los consumidores acogidos a la tarifa regulada, para aumentar la recaudación del gobierno por vías distintas al aumento de los impuestos aplicables. Poco importaba que los más afectados fueran la familias con menor poder adquisitivo y que, de rebote, las empresas eléctricas aumentaran sus beneficios.

En el caso del gas natural, para el que estaba previsto algo parecido cuando empezara la temporada de calefacción, la evolución, no esperada con la cuantía registrada, de los precios internacionales del petróleo y muy especialmente del gas natural, hizo que la política del gobierno aplazara el cambio moderando mucho sus efectos económicos, durante esta temporada invernal, para los consumidores acogidos a la tarifa regulada, de modo que para estos sigue siendo la tarifa regulada la opción más aconsejable aunque los que siguen acogidos a ella han notado una moderada subida durante el primer trimestre de este año y una segunda subida, también moderada, para este segundo trimestre, en el que además el consumo para calefacción se reduce drásticamente.

En lo que a las tarifas de electricidad se refiere, los consumidores que estaban acogidos al mercado libre se han librado de las tremendas subidas del precio de la electricidad, pero solo hasta el momento en que terminaba su precio anual, ya que normalmente en el mercado libre la compañía eléctrica fija un precio para la electricidad que dura doce meses. En algunos casos, si que habrán tenido que pagar el aumento de los peajes, pero este es un componente relativamente bajo en la factura total y, por otra parte, se están beneficiando de la reducción temporal del IVA que supone un once por ciento menos en el importe total de la factura. Sin embargo, cuando les haya vencido su precio anual, las empresas habrán aplicado un aumento, que será distinto en cada caso, pero que podría llegar a un aumento del coste de la energía, antes de IVA, de hasta 15-20 céntimos de euro por kWh.

Los consumidores acogidos a la tarifa regulada (conocida como PCVC) habrán sufrido un aumento de su factura nunca antes visto ya que, al margen del aumento de los peajes y la reducción del IVA, el precio antes de IVA que pagan por la electricidad habrá aumentado hasta 30 céntimos por kWh multiplicando por entre 5 y 8 veces su coste para el consumidor.

En la situación actual, en que el coste de generación horario se ha moderado algo, desde los valores máximos (que en algunas horas llegaron a ser hasta catorce veces más elevados a los de un año antes) hasta los actuales, que son superiores entre 5 y 6 veces a los de 2021 por las mismas fechas, la factura de los consumidores del mercado libre que ya han visto modificado al alza su precio para los próximos 12 meses, está siendo en la mayoría de los casos algo más baja que si tuvieran el mismo consumo en el mercado regulado, por lo que en mi opinión, de momento les interesa seguir en el mercado libre.

Para los consumidores que están en el mercado regulado (salvo aquellos que disfruten del bono social) mi consejo es que si encuentran una oferta en el mercado libre que no supere los 25 céntimos por kWh consumido en el término de energía y siempre que no tengan penalización alguna por cambiar de tarifa, se cambien a ella, porque moderarán algo su factura (no demasiado) pero evitarán el riesgo de que los precios de generación vuelvan a desbocarse.

Para los que están en el mercado libre, si cuando les toque la revisión anual de sus precios, el coste de la energía consumida que les ofrecen supera los 25 céntimos citados, deberían pensar en cambiar de comercializadora, dentro del mercado libre si consiguen alguna oferta mejor también sin permanencia, o pasarse al mercado regulado si el precio supera los 30 céntimos por kWh.

En cuanto al gas natural, el consejo para todos los consumidores es pasarse a la tarifa regulada, o permanecer en ella si ya lo están, salvo en los casos en que estén en tarifa libre y su precio actual sea inferior al de la tarifa regulada que para este segundo trimestre es de 5,31 céntimos por kWh si su consumo anual es inferior a 5000 kWh, 4,97 céntimos por kWh si su consumo anual está entre 5000 y 15000 kWh, o 4,71 céntimos por kWh si su consumo anual está entre 15000 y 50000 kWh, ya que los consumidores con consumos superiores a 50000 kWh, como ocurre con la mayoría de las comunidades de vecinos que tienen calefacción central a gas, no pueden estar en el mercado regulado y pagarán precios que, en el mejor de los casos será el doble que en la tarifa regulada y, dependiendo de la comercializadora de que se trate podría llegar a ser cuatro veces superior.

En cuanto a los precios futuros de la electricidad, tanto en el mercado regulado como en el libre, las perspectivas no son nada buenas para los consumidores. Mientras los precios mayoristas para Europa de la electricidad sean parecidos a los actuales, los precios a los pequeños consumidores serán también parecidos a los actuales, aumentarán si aumenta el precio de generación en España y solo bajarán si los precios de generación bajan mucho, porque a medida que vayan bajando, el gobierno irá reduciendo, o eliminando, las reducciones de impuestos tasas y otros conceptos parafiscales hasta que vuelvan a su estado anterior, con lo que en todo caso las facturas de la electricidad serán mayores que las que había hasta mayo de 2021.

En el caso del gas natural, la situación a futuro es bastante peor, ya que cuando termine el conflicto bélico actual, la Europa democrática se verá obligada a reducir drásticamente sus importaciones de gas natural de Rusia y, aunque continúe la tendencia a reducir el consumo de gas natural en el conjunto de Europa, y se maximice la compra de gas por gasoducto de otras áreas hasta el máximo actualmente posible, será necesario aumentar mucho las compras de GNL del resto del mundo y eso mantendrá durante varios años un precio del GNL bastante más alto que el que había hasta hace un año y ese aumento de precio se trasladará íntegramente a los consumidores finales. Además, empezará a cargarse en las facturas el déficit de tarifa provocado por los actuales precios regulados durante toda la última temporada de calefacción, aunque no es fácil saber cuando empezará a hacerlo el gobierno, ya que podría caer en la tentación de provocar una bola de deuda acumulada como ya se hizo en el pasado con la electricidad y, por otra parte, es más que probable que mantenga una tarifa regulada menor que la del mercado libre aunque con aumentos trimestrales del orden del 5% cada vez para evitar que el déficit de tarifa sea explosivo.

En resumen estamos en una nueva etapa de precios de gas y electricidad mucho más elevados para los consumidores domésticos, que hace aconsejable que individualmente cada uno tome las decisiones pertinentes para reducir tanto como sea posible su consumo de energía y pasar del mercado libre al regulado, o viceversa, tantas veces como sea conveniente por los precios relativos de cada modalidad y en cada fuente de energía. Asimismo, en aquellos casos en que tenga la alternativa de calentar la vivienda con gas o con electricidad, que en cada momento se vaya acomodando a los precios existentes para ambas alternativas, de manera que la factura global de la energía sea la mínima posible.