martes, 28 de diciembre de 2010

Aspectos a cambiar en el sistema español de pensiones (II)

Por el lado de los gastos, las formas de disminuirlos son el descenso del número medio de años de percepción de las pensiones y el descenso de la pensión media a recibir por cada pensionista.

El descenso del número de años que, como media, se percibe la pensión, sólo puede llevarse a cabo mediante el aumento de la edad media de jubilación efectiva que, para conseguir un efecto de reducción en el gasto en pensiones, además tiene que aumentar más rápido que la vida media. Hay algunos otros medios de conseguir este efecto, pero no me parecen socialmente aceptables, como alguna reciente propuesta que para hacer caer drásticamente la presión de las pensiones sobre el erario público, aporta la idea de la sencilla medida de posponer su cobro hasta la edad de ochenta años, dejando a la responsabilidad de cada persona la obtención de los ingresos necesarios para sobrevivir desde la fecha de jubilación efectiva hasta el cumplimiento de los ochenta años.

El descenso de la pensión media a percibir se puede lograr por varios métodos, algunos de los cuales probablemente serán utilizados en la próxima reforma de las pensiones:

- La supresión parcial de la garantía de revisión anual de las pensiones con, al menos, el IPC.
- El aumento del número de años considerados en el cálculo de la pensión (actualmente quince)
- El aumento del número de años cotizados requeridos para cada escalón de acercamiento a la pensión máxima (actualmente son treinta y cinco los años necesarios para alcanzar el 100% de cómputo de las bases cotizadas)
- El aumento de la edad mínima para obtener la pensión máxima (actualmente sesenta y cinco años)
- El aumento del descuento a realizar sobre la pensión a obtener por cada año de adelanto de la jubilación real respecto a la edad mínima para obtener la pensión máxima.
- La reducción de la pensión de viudedad (de forma generalizada o teniendo en cuenta los ingresos adicionales con que cuente la persona preceptora)
- La reducción del coeficiente a aplicar a la base de cálculo obtenida por la cotización acumulada por el futuro pensionista.
- La modulación de la pensión teniendo en cuenta la esperanza de vida del perceptor en el momento de obtener la pensión.

Desarrollaré esta parte en los próximos escritos, pero ya adelanto que soy partidario de aquellos criterios que acerquen la pensión a recibir a las aportaciones realmente efectuadas durante los años cotizados.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Aspectos a cambiar en el sistema español de pensiones (I)

Si, como parece claro, se pretende dar una mayor estabilidad al sistema, parece razonable actuar simultáneamente por los dos lados de las cuentas: los ingresos, para aumentarlos en la medida de lo posible, y los gastos, para impedir que crezcan más allá de lo que la economía nacional pueda soportar sin deteriorar el bienestar general.

Por el lado de los ingresos, las formas posibles de actuar son el aumento de las cotizaciones, el aumento del periodo medio de cotización y el recurso a los presupuestos del Estado para complementar los ingresos procedentes de las cotizaciones.

Yo no soy partidario del aumento de las cotizaciones, ya que suponen un verdadero impuesto sobre el trabajo, que dificultaría el aumento del empleo, lo que siempre es contraproducente y aún más en un país como el nuestro caracterizado por una baja tasa de actividad y unos niveles de paro, en situación de bonanza económica, bastante superiores a los de los países de nuestro entorno.

Tampoco soy partidario del recurso a los presupuestos del estado, excepto para el caso de las prestaciones no contributivas, aplicables a las personas que llegadas a la edad legal de jubilación no tuvieran derecho a la pensión, o de los complementos para llegar a la pensión mínima, en aquellos casos en que teniendo derecho a pensión, la pensión resultante sea inferior a la mínima que esté establecida.

Por tanto soy partidario de que los aumentos de ingresos provengan exclusivamente del aumento del periodo medio de cotización, mediante el aumento de la edad legal de jubilación y también mediante el incentivo claro de la prolongación voluntaria de la etapa de trabajo.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Comentarios sobre el sistema de pensiones

Introducción

A principios de 2010 el gobierno de nuestro país planteó a la sociedad española la necesidad de modificar, con cierta profundidad, el sistema de pensiones vigente, planteando claramente la necesidad de retrasar la edad real de jubilación de forma que, con un aumento paulatino de dos meses por año, a partir de 2013 inclusive, las personas nacidas a partir de 1959 tuvieran una edad legal de jubilación (esto es la edad mínima a la que se puede obtener la pensión máxima) de 67 años.

La propuesta tuvo muchos opositores y pocos partidarios, a pesar de que un análisis razonablemente serio de la evolución previsible de nuestro sistema de pensiones muestra que a medio plazo es económicamente inviable por la sencilla razón de que, como media, el pensionista español recibe ya en la actualidad más de lo que ha aportado, y esta diferencia a favor del pensionista va aumentando a medida que lo hace la vida media de las personas en España.

El debate casi desapareció durante muchos meses, de forma que la mayor parte de la gente creía que había pasado el riesgo de una modificación en ese sentido hasta que en estos últimos meses se ha vuelto a plantear con una cierta urgencia (el gobierno piensa aprobarlo con o sin consenso en el seno del Pacto de Toledo a finales de enero) y, probablemente, con un contenido mucho más amplio que el aumento en dos años de la edad de jubilación.

Como el tema da para mucho, me propongo ir poniendo un texto no muy largo (unas 300 palabras) cada semana, de forma que al final el tema quede analizado en profundidad.

El próximo escrito lo dedicaré a los aspectos que, en mi opinión, hay que cambiar en el sistema de pensiones español.