sábado, 30 de junio de 2012

Como emplear Bankia en favor de todos (III)



Deuda pública a largo plazo para financiar proyectos de infraestructura

El tercer tipo de operaciones que se me ocurre para usar las entidades financieras rescatadas en favor de la mayoría, sería para facilitar la financiación de grandes infraestructuras mediante el uso de emisiones de deuda pública a plazo de cinco o más años.

Los nuevos proyectos de inversión, pública o privada, con largos plazos de maduración, tienen hoy muy difícil, si no imposible, la obtención de financiación por un plazo acorde con las necesidades y posibilidades de cada uno de ellos, por lo que debería buscarse un sistema de financiación que permita ajustar en lo posible los plazos de captación del ahorro con los plazos de maduración de los proyectos y, en alguna medida, los planes de pensiones pueden ser un origen adecuado de préstamos a muy largo plazo.

Sin embargo, para dar las garantías necesarias a los ahorradores a largo plazo es imprescindible la participación del Estado que, por otra parte, también puede usar el mismo este mecanismo de financiación para las infraestructuras básicas que promueve directamente, y canalizarlo, a través del ICO y de las entidades financieras rescatadas, para los proyectos de las empresas privadas.

Un posible sistema sería la emisión de Bonos del Estado a muy largo plazo (entre 10 y 30 años) con un tipo de interés fijo que, después de impuestos, permita una rentabilidad media algo superior a la inflación prevista a largo plazo.

Estos bonos podrían ser comprados por los ahorradores, pero serían especialmente de gran interés para los planes de pensiones, muchos de los cuales, probablemente, decidirían tener un cierto porcentaje de sus fondos en este tipo de bonos.

El Estado emplearía parte del importe así captado para la financiación de sus propios proyectos de largo plazo de maduración, y otra parte sería canalizada, a través de las entidades financieras públicas, para aquellos proyectos solventes, cuyos promotores desearan tener un tipo de interés fijo a muy largo plazo y no excesivamente caro.

Con la misma hipótesis de una inflación media a largo plazo del 2,5% anual empleada en los artículos anteriores, los ahorradores particulares estarían interesados a partir de un tipo de interés, a muy largo plazo, que fuera igual o superior al 4,25% y los préstamos a muy largo plazo para proyectos sólidos podrían plantearse a tipos de interés de entre el 4,5 y el 5%, tipos que son más que razonables para acometer ese tipo de proyectos si cubren todo el plazo de maduración de las mismas.

Una condición necesaria para evitar la financiación de proyectos con escasa rentabilidad económica (o social en algunos casos) sería que las entidades públicas que dieran los créditos, tuvieran un equipo para analizar la solidez de los proyectos (incluidos los públicos) de una calidad similar a la que tienen los equipos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), única manera de evitar financiar proyectos que a la postre resulten fallidos. Si se obtiene una morosidad para estos proyectos que en la práctica sea nulo, o casi nula, el tipo de interés de los créditos a dar sería el más bajo posible.

Los efectos serían beneficiosos para el Estado (dispondría de una vía de financiación a muy largo plazo a un coste conocido y no muy elevado) pero también lo serían para los inversores españoles, en especial para los fondos de pensiones, y para las entidades rescatadas, que tendrían una nueva fuente de ingresos.

Obviamente habría unos perjudicados, en este caso los políticos, que ya no podrían presionar para conseguir la financiación de proyectos faraónicos cuyas pérdidas son pagadas, en última instancia, por el Estado, por lo que es de esperar que se opongan radicalmente a cualquier iniciativa de este estilo. 

martes, 26 de junio de 2012

Como emplear Bankia en favor de todos (II)



Venta de deuda pública a largo plazo a los fondos de pensiones

El segundo tipo de operaciones que se me ocurre para usar Bankia (y las otras entidades que en el futuro pasen a tener una participación pública relevante debido a los rescates) en favor de la mayoría es también bastante sencillo, y consiste en canalizar emisiones de deuda pública a plazos largo y muy largo hacia los fondos de pensiones.

Es sabido que los fondos de pensiones sufren pérdidas enormes de su patrimonio cada vez que la bolsa registra un ciclo bajista prolongado, y que no pocos partícipes desean una ponderación más o menos relevante de renta fija segura, que llega a ser del 100% cuando se acerca su edad de jubilación y desean evitar cualquier riesgo de minusvalía que se coma en unos meses una buena parte del ahorro de toda la vida.

Para dar las garantías necesarias a los ahorradores a largo plazo, es imprescindible la participación del Estado, para lo que un posible sistema sería la emisión de Bonos del Estado a largo y muy largo plazo (plazos distintos entre 5 y 30 años) con un tipo de interés fijo que, después de impuestos, permita una rentabilidad media algo superior a la inflación prevista a largo plazo.

Estos bonos podrían ser comercializados por Bankia para los ahorradores en general, pequeños o grandes, pero serían especialmente de gran interés para los planes de pensiones que, probablemente, decidirían tener un cierto porcentaje de su ahorro en este tipo de bonos, al margen de los planes específicos con interés fijo a fecha determinada, de gran interés para las personas que estén ya muy cerca de la edad de jubilación.

Con la hipótesis de una inflación media a largo plazo del 2,5% anual, los ahorradores particulares estarían interesados a partir de un tipo de interés, a muy largo plazo, que fuera igual o superior al 4,25%
 
Los efectos sería beneficiosos para el Estado (se acotaría el tipo de interés de la deuda a largo plazo, y la prima de riesgo de los mercados secundarios a corto también bajaría por el descenso del porcentaje de la deuda pública en manos extranjeras) pero también lo serían para los ahorradores españoles, especialmente para los partícipes en los planes de pensiones con una edad cercana a la de jubilación, y para la entidad financiera pública que tendría una nueva fuente de ingresos.

domingo, 24 de junio de 2012

Como emplear Bankia en favor de todos (I) (Hacer interesante la compra al por menor de deuda pública en las subastas y en el mercado secundario)


Bankia se ha revelado como un agujero negro capaz de tragarse en un instante al menos el 2% del PIB español. Es la primera entidad financiera, pero no será la última, que tendrá que ser rescatada por el conjunto de la sociedad para evitar males mayores y para regocijo de los grandes especuladores que ya disponen de una nueva vía para aumentar sus fortunas a costa del bienestar de gran parte de la población.

Se queja el Sr Rato de que los mayores perjudicados vayan a ser los accionistas, probablemente porque él mismo lo sea y vaya a perder algunos miles de euros por este motivo.

Pero es justo que si la sociedad, a través del Estado, tiene que aportar más de 20000 millones de euros, en compensación pase a ser la propietaria de la gran mayoría del capital, ya que no parece que los actuales accionistas estén dispuestos a desembolsar esa cantidad para así mantener sin merma sus actuales participaciones.

Dado que, nos guste o no, vamos a tener durante una larga temporada una banca pública, parece razonable que además de realizar sus actividades financieras como cualquier otra entidad, el Gobierno la emplee para algunas operaciones que, sin coste alguno para la entidad, sean beneficiosas para la sociedad aunque el sistema financiero prefiera no realizarlas, obviamente por razones inconfesables.

La primera que se me ocurre ayudaría a paliar la tan temida prima de riesgo y sería tan sencilla como que Bankia pusiera a disposición de los particulares la adquisición de deuda pública, tanto en las subastas como en el mercado secundario (el que fija la prima de riesgo) cargando por ello unos márgenes moderados.

Los efectos serían beneficiosos para el Estado (la prima de riesgo bajaría por el doble motivo del aumento de la demanda de deuda pública española en las subastas y en el mercado secundario, y por el descenso del porcentaje de la deuda pública en manos extranjeras) pero también lo serían para los inversores españoles (que mientras la prima de riesgo sea alta, aunque no tanto como ahora, obtendrían una retribución mejor por la deuda pública que por cualquier otra alternativa financiera razonable) y para Bankia (que reduciría la pérdida de clientes y tendría una nueva fuente de ingresos)
 
Obviamente habría unos perjudicados, los grandes especuladores (entre los que se encuentran los bancos) que verían como se reduce una de sus fuentes de ingresos relevantes, por lo que harían funcionar su lobby para evitar una iniciativa de este tipo. 

lunes, 11 de junio de 2012

¿Línea de crédito o Rescate?

Los políticos nunca dejarán de sorprendernos. Mientras el sistema financiero español se tambaleaba y la UE no tenía más remedio que tomar una decisión para evitar males mayores, a lo que está muy poco acostumbrada, los dos únicos políticos con posibilidades en la actualidad de seguir siendo o de ser en el futuro, los responsables del Gobierno, se han enfrascado en un debate estéril para defender respectivamente que la ayuda de la UE es en realidad una línea de crédito (versión del PP) o un rescate (opinión del PSOE) Es obvio que detrás de la ayuda hay una línea de crédito, con un límite máximo de 100 000 millones de euros (el 10% del PIB español) pero también es muy probable que a esta línea de crédito se le añadan unas condiciones adicionales a las únicas que tendría una actuación que mereciera este nombre (tipo de interés y plazo de devolución), por lo que no parece muy apropiado llamarle Línea de crédito. Parece, pues, poco probable que la ayuda se limite a un crédito en mejores condiciones que las que la prima de riesgo de las últimas semanas prometía para cualquier endeudamiento adicional. Pero también parece poco probable que las condiciones de la UE sean las que cabría esperar de una intervención típica del Fondo Monetario Internacional, con lo que tampoco es muy apropiado llamarle Rescate. Los dos insignes políticos quedarán, en consecuencia, en un empate técnico: los suyos dirán que tenían mucha razón en su calificativo y los contrarios les echarán en cara el morro que le han echado. Mientras tanto, la crisis seguirá haciendo la vida mucho más difícil a un número creciente de ciudadanos, el paro seguirá aumentando y también lo harán los impuestos. Los menos afectados serán la inmensa mayoría de los ricos (no me refiero a los que ganan 30000 euros al año, aunque sean después de impuestos) y la inmensa mayoría de los políticos bien situados, esto es la inmensa mayoría de los que han llevado a nuestro país a la situación en la que estamos.