miércoles, 5 de septiembre de 2007

¿ Es posible reducir drásticamente las muertes en carretera?

La introducción del carnet por puntos se había presentado como la vía más adecuada para reducir de forma drástica la sangría de las muertes en accidente de tráfico.

El peaje a pagar por los conductores es la pérdida de la garantía constitucional de que nadie puede ser condenado sin pruebas, y la presunción de veracidad de lo declarado por el agente de autoridad que formula una denuncia, aunque no estuviera presente en el lugar de los hechos, es una clara violación de esta garantía constitucional en condenas que superan en mucho la mera sanción administrativa, con multa incluida, que por esta vía se podía imponer en la situación anterior.

Personalmente estoy dispuesto a aceptar esta pérdida de garantía constitucional siempre que su aplicación se limite a las infracciones de tráfico y que la contrapartida, muy positiva, sea la reducción del número de muertos en accidente de tráfico en algunos miles al año.

La experiencia del primer año de aplicación es agridulce, parece que se reducirá el número de muertos en unos mil al año, lo que es bueno, pero las expectativas se han quedado en la mitad, lo que no parece aceptable.

Para resolver un problema tan complejo, parece lógico que sea necesario actuar en varios frentes y, aceptando que el carnet por puntos es un pilar básico de la solución y es la parte que corresponde a los ciudadanos de a pie, cabe añadir unos cuantos deberes que deberían realizar las administraciones.

También tendría que introducirse el correspondiente “carnet por puntos” para los responsables de las administraciones implicados en las tareas de planificación, ejecución y control de todos los aspectos relacionados con el tráfico de forma que cuando, por acción u omisión, no cumplieran sus deberes a este respecto, perdieran puntos y cuando la pérdida acumulada superara un número predeterminado de puntos, fueran inhabilitados para las funciones públicas.

Los deberes que la sociedad debería imponer a los administradores podrían ser los siguientes:

Realización de las obras necesarias para que desaparezcan de las vías de transporte los tramos que aumentan el riesgo de forma relevante. A este respecto sería importante que, para cada accidente con victimas mortales, fuera obligada la realización de un informe en el que se detallaran las medidas de mejora del tramo en que se produjo el accidente que hubieran ayudado a que éste no se produjera.

Realización de un plan de mejora intensiva de la señalización, con el objetivo de que ésta sea suficiente para que un conductor que nunca haya realizado un trayecto llegue a su destino sin dificultad, incluso si no dispone de navegador.

Revisión exhaustiva de los límites de velocidad aplicables a cada tramo, con el objeto de que éstos sean fiables y razonables, con inclusión de límites más estrictos, aplicables en situaciones desfavorables.

Agilización de los trámites sancionadores y establecimiento de un sistema de control interno, al azar, para evitar los abusos que algunos agentes llevan a cabo a la hora de denunciar aprovechando la presunción de veracidad de sus declaraciones.

Eliminación de los controles sancionadores cuyo objetivo principal es el recaudatorio.

Instalación de radares fijos y permanentes en todos los puntos en que el exceso de velocidad aumente especialmente el riesgo de accidente, con aviso de su existencia 1000 metros antes.

Si todos, o la inmensa mayoría, cumplimos con nuestros deberes para minimizar el riesgo del tráfico, los datos de los meses de agosto venideros serán menos duros, y aunque siempre habrá accidentes y victimas, la sociedad debería plantearse, y obtener, objetivos de reducción de más de la mitad de las muertes.

¿Se puede dar mejor destino al dinero que estos planes cuesten?

¿Será mucho pedir que las administraciones realicen la parte que les corresponde?

¡ Bravo por Rosa Díez !

Finalmente se ha confirmado la noticia que hace tiempo se esperaba: Rosa Díez deja el PSOE, su partido durante 30 años, para poder defender con libertad sus ideas socialistas.

Hace algo más de un año escuché de ella una queja que lo explica casi todo; contaba Rosa Díez que cuando era joven le acusaban de ser una mala española (los franquistas, obviamente) que unos años más tarde la acusación cambió a que era una mala vasca (en esta ocasión los nacionalistas) y que ahora la acusación es la de ser una mala socialista (los del PSE y PSOE claro, aunque ella no lo dijo)

Parece que ahora ha encontrado, en el partido que promueve ¡Basta ya!, el ámbito en el que defender sus ideas sin que se le acuse de nada. El tiempo nos dirá si en ese nuevo partido también se termina por elegir lo políticamente más conveniente para conseguir el poder, o mantenerse en él, o, por el contrario, se da prioridad a la defensa de los principios de defensa de la libertad, solidaridad y progreso social. Ojalá sea esto último, y podamos disfrutar de la defensa, convencida y argumentada, de las ideas a que Rosa Díez nos tiene acostumbrados.

Para mí Rosa Díez ha sido, y es, una buena española, una buena vasca y una buena socialista y, además, una mujer que me merece mucha confianza.

Por eso le deseo mucha suerte en su nueva andadura y, como además coincido con ella en la mayoría de las ideas y planteamientos, si se presenta en la circunscripción en que resido, tiene mi voto asegurado.