miércoles, 28 de abril de 2010

La deuda externa española

Las enormes dificultades de Grecia para reconducir sus cuentas públicas han desembocado en la drástica rebaja de la calificación de la deuda griega que los mercados internacionales califican ya de “bonos basura”

Como de costumbre, algunos especuladores habrán obtenido pingües beneficios en la operación y, una vez esquilmada la pieza griega, parecen dirigir su objetivo hacia un nuevo país, en este caso nuestro vecino Portugal que, aunque ni de lejos tiene una situación comparable a la de Grecia, casi con seguridad será la nueva victima propiciatoria si la UE no lo evita a tiempo.

Después está Irlanda en la cola y a continuación viene España, que presenta como punto débil principal el desmesurado déficit público que no está claro que el gobierno sea capaz de reconducir a los límites del Pacto de Estabilidad en su actual interpretación por parte de la UE (máximo déficit anual del 3% del PIB a cumplir en 2012)

Conviene, en consecuencia, hacer un análisis detallado de la situación actual de la deuda externa española, tanto pública como privada, porque el ataque especulativo se basa en una circunstancia que se da en todos los países del mundo, dado el escaso plazo a que se dan la inmensa mayoría de los créditos: si el sistema financiero internacional exige a un país que devuelva todos los créditos que vencen en un breve plazo (o una gran parte de ellos) en una situación en la que las actuaciones especulativas previas hayan puesto en cuestión la solvencia de ese país, la situación se hace imposible de gestionar (hoy mismo un funcionario del FMI ha cifrado, para desmentirlo poco después, en 120.000 millones de euros la cantidad que necesitará Grecia para salir de su situación, cifra que es del mismo orden de magnitud que la deuda externa total de ese país)

La mejor fuente de información sobre la deuda externa española es, como no podía ser de otra manera, el Banco de España que trimestralmente, aunque con excesivo retraso, proporciona información detallada sobre los créditos a corto plazo (menos de un año de vencimiento) y a largo plazo (ún año o más), con un desglose que permite separar la deuda entre el sector público, el conjunto de las instituciones financieras y el resto de la sociedad que, para simplificar, llamaré sector privado no financiero.

Desde que en el tercer trimestre de 2007, el conjunto de la deuda externa a largo plazo dejó de crecer de golpe (en 2006 había crecido en 210000 millones de euros y en 2005 en 158000 millones) la evolución de la deuda total de cada uno de los tres sectores ha sido muy diferente:

El sector privado no financiero, como muestra el gráfico siguiente, prácticamente no ha aumentado su deuda a largo plazo, ya que era de 603000 millones de euros en el tercer trimestre de 2007 y ha sido de 613000 millones en el cuarto trimestre de 2009, si bien la deuda a corto plazo también aumentó casi otros 10000 millones de euros en el mismo periodo.



El conjunto de las instituciones financieras también tuvo al final del año pasado prácticamente la misma deuda a largo plazo que en el tercer trimestre de 2007 (382000 y 383000 millones respectivamente) En este caso ha sido la deuda a corto plazo la que ha aumentado de forma muy notable (ha pasado en el mismo periodo de 324000 a 440000 millones)




Finalmente, el sector público ha tenido un comportamiento completamente diferente, ya que durante la primera parte del periodo analizado la deuda externa, que estaba descendiendo desde el primer trimestre de 2007, como consecuencia lógica del superávit publico que entonces había, continuó bajando hasta que, a partir del segundo trimestre de 2008, empezó a crecer de forma exponencial, crecimiento que en el periodo considerado desde el tercer trimestre de 2007 hasta el cuarto trimestre de 2009 se ha repartido entre la deuda a largo plazo (53000 millones) y la deuda a corto plazo (39000 millones)



La deuda externa total ha continuado creciendo durante todo el periodo, aunque a un ritmo bastante inferior, y ha pasado de 1,54 billones de euros en el tercer trimestre de 2007 a 1,77 billones en el cuarto trimestre de 2009.

Lo más preocupante, a efectos de las consecuencias de una eventual actuación especulativa contra la deuda española, es la evolución de la deuda a menos de un año, que a finales de 2009 alcanzó la cifra de 519.000 millones de euros, lo que significa que España necesitaría una ayuda no inferior a 40000 millones de euros al mes para no suspender pagos si la acción especulativa cortara de raíz el acceso de España a los mercados internacionales de financiación, como ocurrió ayer con Grecia.